miércoles, septiembre 26, 2007

Me ha sido revelado contemplar, con mis simples ojos mortales, aquellos terribles secretos que se ocultan temerosos entre las sombras (agazapados entre la niebla). Aun he de apiadarme de estos ojos heridos por las terribles imágenes de lo imposible, y si aun no he llegado a la locura, es por que de seguro la razón, ya no habita mi eterno cráneo. Mi lengua casi no llega a moverse y allí yace muerta. Hecha piedra. Enroscada en su viva materia. La sangre ha dejado de alzar mis puños en ira y en cambio la savia se abre paso en caudalosos ríos por mis venas (he renunciado a tratar de escapar del laberinto inmemorial donde arrojaron mi cuerpo). Mis pies han dejado de caminar y se hunden profundamente en la tierra. Aquí me alimento y a menudo el agua de las fuentes subterráneas llega a herir la planta de mis pies desnudos. El movimiento, ha dejado de ser mi enemigo y floto en el extraño éter de la perpetuidad. Y si bien hace mucho que he dejado de crecer, mis pulmones ya no exhalan el tiempo. Si tu me has visto, yo te pido, apiádate de mí y hunde una lanza en el costado de mi abdomen (por debajo del lodo y las escaras que cubren mi cuerpo) allí no crecen mas que espinas y algunas llegan a lastimar al viejo gusano que se enrosca en mis costillas. Ha llegado hace ya mucho tiempo y afanosamente remueve la tierra que obstruye mi garganta. . . ¡a veces un aire enviciado llega a entrar a mis pulmones y yo respiro complacido y el se duerme profundamente!. La oscuridad más terrible me rodea y por momentos mis hombros se desmoronan. Puede ocurrir que alguna roca, (demasiado grande), choque inerte contra el suelo. . . entonces un extraño eco se produce en el ambiente. . .Creo que estoy atrapado en una profunda caverna. Muchas veces he mandado a los cuervos que habitan en mis cabellos a pedir ayuda. Ninguno a vuelto y mañana pienso mandar dos más. A menudo me he preguntado por que estas aves ancestrales no regresan. Quizás halla olvidado como comunicarme con los hombres, y los mensajes que ellas portan no sean mas que palabras sin sentido, emanando de sus picos de piedra. De todos modos, si los llegas a ver pasar volando raudamente no dudes en detenerlos. Y preguntarles dónde me hallo cautivo. Te veras recompensado sobradamente. En mi espalda se ha formado un gran yacimiento de oro y su peso me obliga a sostenerme de rodillas. No puedo alzar mi frente. Estoy encerrado injustamente y mi corazón ha dejado de latir hace ya quinientos años. A veces ocurre que los sueños reviven en mi cerebro, entonces mis ojos dejan caer dos pesadas gotas de ámbar. Estas se deslizan por mi rostro y fecundan la tierra. Si alguna vez un rayo de luna penetra por el techo de la caverna todas mis ramas vibran. Ellas extienden sus cuerpos hacia la luz y yo sonrío profundamente. No conozco ya ningún lenguaje ni recuerdo mi nombre. Eternamente he sido condenando y así. . . he de morir. . . ¿Cuál es el extraño mensaje que llevan esas aves ancestrales?. Temo mucho decirlo en voz alta, y si mis labios aun parpadean, es por que un murmullo apagado, se desliza entre mis dientes. Y cuando quieran encandecer, con sublimes llamas letales, o incluso fustigar las venas, (con sal o salvajes caricias) mis manos aun atraparan negros pedazos de tierra. Y mis ojos en sus cuencas serán otra ves mortales. Hundiré mis párpados cansados en el sopor tibio de la mañana, y que el sol con sus rayos desentrañe, la locura aniquilada. ¡Pues mis venas verán la sangre y en mis raíces agonizantes se posara por ultima vez, mi eterna mirada!. Dejare que sigas abonando mis recovecos con tierra (que riegues con lágrimas mi piel ya reseca, vuelta corteza), y que sigas alimentando mis ansias eternas de respirar el extraño aire de mí atormentada y por siempre. . .maldita conciencia. Porque aun no he de morir, ni descansar mi vigilia. . . ¡No hasta que el hombre despegue de mi cuerpo la codicia!. . .¡Y arranque de sus entrañas lo que a su alma envicia!
Eusebio

martes, septiembre 25, 2007

Natural


No reniego de la tierra. A ella me debo (sí bien aun no he cavado mi foso)
Tampoco reniego de la horqueta, ni de la fruta. . . (ni aun de la rama)
No reniego del viento ni aun de la furia de la tempestad
No aparto mi alma del alma de los animales del bosque
Ni de los de la llanura, ni de la estepa. . . (ni aun de los del monte)
No reniego del caracol ni de sol que cae sobre la roca
Encuentro en las hojas de los árboles a mis hermanos
Y con ellos converso, y ellos me hablan, y ellos me enseñan
El ruiseñor el cóndor y la gaviota se posan ligeros sobre mis hombros
El frío y el calor son siempre bienvenidos en mi cuerpo
Eusebio

lunes, septiembre 17, 2007

LO JURO

Déjame sosegar mi cobardía
Con la idea feliz de alzar el puño
Y aunque pese el miedo
Por la fuerza hallaras falsa plata y falso cuño.

Déjame mitigar mi incertidumbre
Con el cuento del hombre y sus complejos
Que el esbozo de tu risa y tu entrecejo
Llegara a mi humillación como una lumbre.

Déjame sentirme débil, ya vencido
Déjame que me arrastre en servilismos
Decapitada mi alma en los abismos
Que de allí mismo he de volver erguido.

Déjame solo, pero no me dejes
Deja que sufra, pero no me sufras
Mira la hoguera como me devora
Y aviva el fuego para que no ceje.

. . .Yo, con el mismo Satanás a cuestas,
desde el infierno mismo hacia los astros
He de volar. . . sobre mi propia tumba. Con la vida por diestras y siniestras
. . .Yo, arrancare desde el mordaz pecado la fe de un cristo, el tesón de un árbol,
O perderá vigencia el mismo claustro donde el mismísimo Dios sentó sus años.

José Larralde.

Derrumbados





Que dificil es verse asi entonces

Asi derrumbados frente al espejo

(un viento helado nos destrozo en silencio. . .

. . .y en silencio devoro nuestra sombra).

Eusebio





domingo, septiembre 16, 2007

jueves, septiembre 13, 2007

El Viaje

El tiempo ha sabido pasar, y yo, debo retomar la marcha
No dejare un discurso, ni un adiós, nada será triste, nada.
Por que ahora ha llegado el tiempo, que tu también tomes tus cosas
¿Has hecho tu equipaje?
Bien, nuestros caminos no tienen por que ser distintos
Me pondré enseguida en marcha, y tu harás lo mismo
Y una vez en el, nada podrá detenernos
Nuestra posada será la noche, y nuestra comida serán las palabras
Nos alimentaremos de cuanto oigamos, todo llegara a nuestros oídos.
No por que espiemos las ventanas de las casas por las noches
Si no por que estaremos en todos lados, formando parte.

Eusebio