jueves, julio 09, 2009

La Rendición

L a noche es quien serena devora las almas
Lo salvaje de las penas
. . .al obstinado sabio y cuya frente se agacha.
. . .al obrero encorvado que con filo en los ojos revolea su hacha

Si pienso no me veo; y no me veo durmiendo tras el filo de las hachas.
Estoy acá, acá entre las sombras
. . .y acá entre las sombras no es mi corazón quien manda.

Si pienso no me veo durmiendo tras el filo de las sombras
(. . .y estoy en el oscuro silencio)
¡De tu corazón construyo los temores y de tu boca tomo las cosas que nombras!

Y hundirse detrás del aire. Y se me ocurre ahora. . .por ejemplo
¿Y por que no?
O hundirse tras los sueños. . .y luego tras el silencio de sus sombras.

¿Qué es lo que necesita esta mancha en tu silencio?

Y con tanto en el pecho para poder escribir.
Para no soportar el peso de tu ausencia.
Para no rendirle culto al oculto nombre que de tu sueño de noche construyo mi alcoba
. . .y del sueño de tu pecho.
. . .y de tu alma sus sombras.

Así te vi y así te veo en mis pensamientos
A veces de luz erguida
O de monolítica paciencia
O de volcán en fuego consumiendo todo el amanecer
De templo de acero soportando la conciencia

Así te vi y así te quiero. . .melancólica, diminuta como el recuerdo
Fugaz como las estrellas que iluminan los cementerios.

Eusebio

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