lunes, julio 13, 2009

Novena Sinfonía


Persigo el tañido de la campana.
Soy el sortilegio en re menor
el compás de los imposibles.
Mí espalda es un arco del silencio
en mí las notas y los bemoles.
En esta mano cansada
mí destino, la batuta,
sinfonías muertas al ritmo de los espectadores.

Y ser entonces como la brisa sin finales felices
como los andamiajes de placer
compartir con nuestras manos cansadas
casadas con el espanto,
todo el silencio
y la ruina. . .
…la opaca soledad de nuestra vida sin brillo.

Eusebio

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